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  • Foto del escritorJosé Carlos Vásquez Silva, @jcvasquezs

Algunos conceptos sobre IA en términos sencillos.

Actualizado: 3 abr

A continuación, un diálogo ficticio entre una profesora y su estudiante de aproximadamente 12 años, empezando la secundaria.


-  Dígame profesora ¿cómo funciona la Inteligencia Artificial?


¿Te refieres al ChatGPT?


- Claro, ¿acaso hay otra?


Pues sí, hay otras IA que hacen lo mismo que ChatGPT, por ejemplo, Gemini o Copilot. Estas fueron diseñadas para conversar y por eso pueden responder preguntas sobre diversos temas y realizar varias tareas relacionadas con la generación de textos.

También hay IA que están diseñadas para hacer otras cosas, por ejemplo, para reconocer imágenes; para aprender los gustos musicales de las personas y generar listas de reproducción personalizadas; para conducir automóviles y hasta para generar contenidos de aprendizaje personalizados, según el nivel de los estudiantes; entre otras.


- Ya veo, entonces ¿Cada IA funciona distinto según para lo que fueron diseñadas?


Si, pero todas tienen algo en común, son sistemas informáticos que aprenden y se les puede entrenar para que sean capaces de deducir la solución a ciertos tipos de problemas y tomar decisiones.


-  ¿Aprenden? Entonces ¿las IA piensan?


No exactamente, pero si imitan algunas de las capacidades intelectuales que tenemos los humanos. El pensamiento humano es algo mucho más complejo, que no entendemos del todo, aunque sabemos que, además del razonar y el conocer, está relacionado con nuestras emociones y algo que se llama autoconciencia, es decir, eso que nos hace saber que existimos y que somos seres únicos que conviven con otros seres. El filósofo Descartes decía: Pienso, luego existo.


- Y ¿cómo aprenden la IA?


Seguro escuchaste alguna vez sobre los algoritmos, es decir, las instrucciones paso a paso, que las personas le podemos dar a las computadoras, para que éstas últimas realicen las acciones necesarias para resolver un problema.


Normalmente, esto se hace mediante lenguajes de programación y a quienes se dedican profesionalmente a escribir algoritmos se les llama programadores. Los principios básicos de la programación y la capacidad de programar computadoras es algo que pueden y deberían aprender todos desde niños, pero bueno, este es otro tema.


Lo que caracteriza a los algoritmos que se usan para programar inteligencia artificial es que, en lugar de decirle a la computadora cómo resolver un problema, se le proporciona un montón de ejemplos y reglas para que por si misma descubra la forma de solucionar el problema.


Por ejemplo:


Un programa tradicional que calcula el Perímetro (P) de cualquier circunferencia a partir de su Radio (r), incluiría en su algoritmo la fórmula: 2πr y así para cada valor de r en la entrada del programa, arrojará a la salida el resultado P de dicho cálculo.

Para resolver el mismo problema, el algoritmo de una IA, requiere como datos de entrada, muchos ejemplos de r y su correspondiente P.  A partir de dichos ejemplos, y después de varios ciclos de ensayo y error, desarrollará su propia fórmula y será capaz de estimar, para cualquier valor de r un valor de P, con una precisión aceptable.


¿Es en serio? Tanta cosa para conseguir un resultado aproximado, mejor nos quedábamos con la fórmula, ¿no le parece?


Pues sí. Pero solo se trataba de un ejemplo sencillo, para explicarte como aprende la IA.


El verdadero potencial de las IA está en resolver problemas para los que todavía no se cuenta con una fórmula matemática y los ejemplos que se usan para el ensayo y error vienen de bases con millones de datos. Es lo que pasa, por ejemplo, con los Grandes Modelos de Lenguaje como ChatGPT.


La consulta que le haces al ChatGPT, que se conoce como PROMPT, es usada como el inicio de una gran secuencia de palabras. Esta IA ha sido diseñada y entrenada (a partir de millones de ciclos de ensayo y error, y fuentes de datos gigantes como Wikipedia y otras) para determinar, con un alto grado de precisión, la palabra que tiene la mayor probabilidad de ser la que sigue en dicha secuencia, sin perder el sentido lógico. Hace esto repetidas veces, hasta llegar al punto final de su respuesta. No siempre acierta, pero cada vez que responde, aprende y la próxima vez su respuesta será más precisa.


En cierta forma, cada vez que usas el ChatGPT, al igual que miles de millones de personas en el mundo lo hacemos, estamos también entrenando a esta IA. Lo mismo pasa, por ejemplo, con la herramienta de Google que reconoce y edita imágenes o la que traduce varios idiomas.


- Entiendo, me quedé pensando en eso de qué no siempre acierta, puede ser riesgoso fiarnos completamente de las respuestas del ChatGPT verdad.


Exacto, por eso es importante que tengamos esta conversación, ahora que tienes una idea de cómo funciona la IA, estarás mejor preparado para usarla con prudencia, siempre para aprender y pensando en sacar lo mejor para ti y para toda la sociedad.


- Si profesora, cuente con eso. Hay personas que no se pueden beneficiar de esta herramienta, ¿verdad?


Muchas y por diferentes razones, entre ellas la pobreza que impide el que puedan acceder a un celular con datos o a una computadora, o por que viven en lugares donde no hay acceso a Internet.


También hay personas que, aunque cuentan con dispositivos e internet, no tienen la suficiente formación como para aprovecharlos eficientemente, se limitan a los usos más simples y a los menos productivos, corren el peligro de dejarse influenciar negativamente, de ser estafados y hasta de perder su empleo.


Hay otros temas relacionados con la IA que preocupan a los expertos, entre ellos, algo que se llama opacidad del algoritmo. Aunque los programadores y otros especialistas saben cómo está diseñada la IA, no siempre entienden completamente la lógica de la complicada combinación de valores y las estimaciones que, después de muchas pruebas, la IA termina definiendo para emitir sus resultados. Esta falta de claridad genera dudas y dilemas éticos, sobre todo cuando la IA se usa para asistir la toma de decisiones que afectan a las personas y que normalmente requieren un sustento y explicaciones que todos podamos comprender, por ejemplo, los veredictos de los jueces o la selección de personas para un puesto de trabajo que realizan los encargados de recursos humanos.


¿Entonces, sería mejor no usar IA?


Es mejor ser optimistas, pero precavidos, los científicos están trabajando para eliminar la opacidad de los algoritmos de IA, internet poco a poco va llegando a todas partes, la oferta de capacitación aumenta y los dispositivos son cada vez más baratos. Si evitamos usar la tecnología digital, podríamos quedar al margen de la sociedad.


Debes saber, que somos los seres humanos quiénes le damos sentido a la tecnología y constantemente creamos nuevas formas de aprovecharla, muchas veces superando las formas de uso que sus creadores diseñaron. En lugar de evitarla, hay que hacer un esfuerzo por conocerla y prepararnos para usarla con sentido crítico, ético y productivo. Y también, por qué no, convertirnos en creadores de nuevas herramientas tecnológicas.


Que interesante. Gracias profe.


Gracias a ti.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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